... El amor duele...

martes, 16 de marzo de 2010

Sinopsis

Un cuarto de una pensión de estudiantes de medicina y a la vez el ámbito de disección donde las pasiones se exploran, se calculan, se disgregan. El cuerpo joven: escenario irritable donde se juega a la disolución, a las mezclas, a la indagación quirúrgica. La juventud como laboratorio donde la historia arriesga sus excesos.

martes, 6 de octubre de 2009

El Carácter Destructivo - Benjamin Walter-

Puede ocurrirle a alguno que, al contemplar su vida retrospectivamente, reconozca que casi todos los vínculos fuertes que ha padecido en ella tienen su origen en hombres sobre cuyo “ carácter destructivo” está todo el mundo de acuerdo. Un día, quizás por azar, tropezará con este hecho, y cuanto más violento sea el choque que le cause, mayores serán las probabilidades de que se represente el carácter destructivo.
El carácter destructivo sólo conoce una consigna: hacer sitio; sólo una actividad: despejar. Su necesidad de aire fresco y espacio libre es más fuerte que todo odio.

El carácter destructivo es joven y alegre. Porque destruir rejuvenece, ya que aparta del camino las huellas de nuestra edad; y alegra, puesto que para el que destruye dar de lado significa una reducción perfecta, una erradicación incluso de la situación en que se encuentra. A esta imagen apolínea del destructivo nos lleva por de pronto el atisbo de los muchísimo que se simplifica en el mundo si se comprueba hasta qué punto merece la pena su destrucción. Este es el gran vínculo que enlaza unánimemente todo lo que existe. Es un panorama que depara el carácter destructivo un espectáculo de la más honda armonía.

El carácter destructivo trabaja siempre fresco. Es la naturaleza la que, al menos indirectamente, le prescribe el ritmo: porque tiene que tomarle la delantera. De lo contrario será ella la que emprenda la destrucción.
Al carácter destructivo no le ronda ninguna imagen. Tiene pocas necesidades y la mínima sería saber qué es lo que va a ocupar el lugar destruido. Por de pronto, por lo menos por un instante, el espacio vacío, el sitio donde estuvo la cosa que ha vivido el sacrificio. Enseguida habrá alguien que lo necesite sin ocuparlo.

El carácter destructivo hace su trabajo y solo evita el creador. Así como el que crea, busca para sí la soledad, tiene que rodearse constantemente el que destruye de gentes que atestigüen su eficiencia.
El carácter destructivo es una señal. Así como un punto trigonométrico está expuesto por todos lados al viento, él está por todos lados expuesto a las habladurías. No tiene sentido protegerle en contra.
El carácter destructivo no está interesado en absoluto en que se le entienda.
Considera superficiales los empeños en esa dirección. En nada puede dañarle ser malentendido. Al contrario, los provoca, al igual que lo provocaron los oráculos, instituciones destructivas del Estado. El más pequeño burgués de todos los fenómenos, el cotilleo, tiene lugar sólo porque las gentes no quieren ser malentendidas. El carácter destructivo deja que se le entienda mal; no favorece el cotilleo.

El carácter destructivo es el enemigo del hombre-estuche. El hombre-estuche busca su comodidad y la médula de esta es la envoltura. El interior del estuche es la huella que aquél ha impreso en el mundo envuelta en terciopelo. El carácter destructivo milita frente de los tradicionalistas. Algunos transmiten las cosas en tanto que las hacen intocables y las conservan; otros las situaciones en tanto que las hacen manejables y las liquidan, A estos se les llama destructivos.

El carácter destructivo tienen la consciencia del hombre histórico, cuyo sentimiento fundamental es una desconfianza invencible respecto del curso de las cosas ( y la prontitud con que siempre toma nota de que todo puede irse a pique). De ahí que el carácter destructivo no ve nada duradero. Pero por eso mismo ve caminos por todas partes. Donde otros tropiezan con muros o con montañas, él ve también un camino. Y como lo ve por todas partes, por eso siempre tiene algo que dejar en la cuneta. Y no siempre con áspera violencia, a veces con violencia refinada. Como por todas partes ve caminos, está siempre en la encrucijada. En ningún instante es capaz de saber lo que traerá consigo el próximo. Hace escombros de los existente, y no por los escombros mismos, sino por el camino que pasa a través de ellos.

El carácter destructivo no vive del sentimiento de que la vida es valiosa, sino del sentimiento de que el suicidio no merece la pena.

martes, 29 de septiembre de 2009

"AhOrA"


Finalmente estamos frente al objetivo de mostrar el espectáculo ante el público, instancia que no saldará el proceso de búsqueda y puesta en crisis de algunas decisiones asumidas. Por el contrario, intuímos que parte de la adquisición fundamental fue cierta humildad para negociar con el objeto escurridizo, cambiante y de perfiles múltiples que es una obra de teatro.


domingo, 27 de septiembre de 2009

El ORIGEN

La inquietud de los alumnos del último año de actuación IV de Artes Dramáticas fue continuar el proceso pedagógico del año 2008, profundizando las consignas del trabajo desarrolladas por la cátedra, en especial, las referidas a la actuación en diálogo con distintas estrategias de construcción textual, desde el siglo de oro español hasta la obra de Berkoff o Pinter, pasando por Lorca y Chejov.

Así se propuso iniciar los ensayos de la obra de teatro La enfermedad de la juventud de Ferdinand Bruckner, ocasión que brindase a los alumnos la posibilidad de poner en juego las herramientas adquiridas en relación con un texto de cierta construcción clásica, y a la vez generoso y exigente en situaciones dramáticas, por decirlo rápidamente, strindbergianas.

Por una parte, nos desveló la posibilidad de poner a disposición de esa necesidad de los alumnos una obra ya construida, con el esquema dramático y la poética decidida por un autor, no por un respeto acrítico a la primacía jerárquica del texto, sino por la conciencia de que en la formación actual y contra lo que se pudiese pensar, es un entrenamiento minoritario y casi de especialización, y por otra parte nos sigue pareciendo una tarea a defender poner en tensión ciertas dominantes del aprendizaje actual con la complejidad y riqueza de algunos textos dramáticos, y con el ejercicio de ir hacia un objeto poético construido por otro, sin que tal ejercicio obligue al actor a ningún tipo de subordinación intelectual, sensible o expresiva.

En cualquier caso y para ceñirnos estrictamente al proceso desarrollado, la ocasión además completaba el proceso pedagógico al ofrecer la instancia intransferible de actuar frente al público.

Así y como proyecto de extensión de cátedra, comenzamos nuestros encuentros semanales a partir de febrero de este año.

El PrOCeSo






Nos interesa destacar que durante el desarrollo de los ensayos estuvimos pendientes de que los alumnos desde sus herramientas comenzaran a resolver solos las situaciones planteadas en la obra, sin apresurar decisiones de puesta que saltearan esa indagación.

Fuimos menos directores puestistas que acompañantes en el proceso de develamiento de las particularidades de la obra, defendimos esa investigación, y nos produjo mucho placer asistir a la maduración de los actores alumnos traducida por lo delicado y minucioso de sus decisiones actorales.